Ruta castellet de bernabé. senda del puntal. pr-cv-258

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El Castellet de Bernabé es el lugar donde se encuentran los restos de un poblado de la época íbera situado en las estribaciones de la Sierra Calderona, en el paraje denominado La Concordia, muy cerca de la CV-339 y dentro del término municipal de Llíria. Un sondeo realizado en 1978 permitió incluirlo en el período ibérico pleno, datándolo entre los siglos V y III a.C; en 1984 se iniciaron las excavaciones sistemáticas del poblado y en 1997 los terrenos en que asienta, hasta entonces privados, fueron adquiridos por el Ayuntamiento de Lliria. En 1988 se realizaron obras de vallado, evidentes pero poco efectivas actualmente: cuando llegamos esta mañana a la puerta de entrada la encontramos cerrada por una reja, con una puerta y un candado, pero pocos metros a su izquierda la reja ha sido derribada, por lo que se puede acceder sin ningún problema al interior del recinto. No hemos identificado señales de prohibición de paso y alguien debería decidir que se repare la reja, o al menos colocar señales de prohibido el paso. Desde luego, tal y como está actualmente no existe protección alguna del poblado.
Y no es precisamente un poblado de escaso interés. El caserío tiene una superficie aproximada de unos 1000m2, y está formado por un poblado de calle central, totalmente amurallado, al que se accede por la ladera oeste a través de un camino empedrado, donde se encuentra una puerta principal de doble hoja, por la que pasaban carros a juzgar por las huellas que dejaron. En el interior se identifican espacios para servicios y otros para viviendas, con una zona separada para los dirigentes en la parte nordeste del recinto. La abundancia de cerámicas encontradas en el lugar y la buena conservación de la edificación, junto al hallazgo de diferentes objetos metálicos y de importación, e incluso de testimonios escritos en diferentes tipos de soporte, han sido muy importantes para conocer mejor las costumbres socio-económicas y litúrgicas de los íberos en esta zona. Todo llegó a un final trágico durante el siglo III a.C., cuando el lugar fue saqueado e incendiado, presumiblemente por los romanos o sus asociados.