Los hechos tuvieron lugar en 1915, aquí vivían el señor Colmenero, ex capitán de la Guardia Civil, y sus dos hijas. Un buen día empezaron a escucharse extraños ruidos, golpes, gritos... sin que nadie pudiera determinar su procedencia así que la sabiduría popular determinó que sólo podían ser causados por un duende.
La histeria se fue adueñando del resto del inmueble y los vecinos también empezaron a sufrir los extraños fenómenos.
Luego, los de las casas adyacentes. La plaza se convirtió en un punto de peregrinación para valencianos ociosos y todos los cuñados de intramuros formularon una teoría al respecto.
En el entresuelo del número 7 de la plaza del Esparto, barrio del Carmen.