Calcas

Exceptuando la estúpida acción de introducirse un cactus por el culo, no existe nada más arriesgado que escribir sobre uno mismo. ¡Es completamente imposible! Pero como la dificultad me estimula, voy a intentarlo en unas breves líneas: soy un viejo trotón saltarín sarcástico y cínico que entre otras cosas admira a la gente munificente y que NO se toma la vida demasiado en serio. ¿Físicamente? Mido 182 cm (184 de puntillas y 187 con sombrero), color de piel aceitunado (variedad arbequina), ojos marrón ratón y complexión a juego con mi sombra. Entre mis aficiones (necesarias para no sufrir una apoplejía hipofisaria) están la música (años 60-70, clásica, jazz), el cine (sobre todo el clásico y de autor), libros (ensayo, filosofía), escribir (es mi profesión y a menudo mi gabinete psicológico), los animales, la jardinería, budismo Zen, la luna, tocar instrumentos musicales y domesticar anchoas. ¿Un poquitín mas sobre mí? Soy ateo, apóstata, antimonárquico, gilipollofóbico, a veces dictador, otras redentor, pero la mayor parte del tiempo un simple refugiado. Capricornio ascendente aries (aunque eso me la refanfinfla); valenciano de nacimiento pero ciudadano del mundo que no cree demasiado en fronteras, banderas, himnos y demás zarandajas, que abomina de la mentira y la traición y que vive exclusivamente en el AQUÍ Y AHORA. En resumidas cuentas: un ex-hippie por fuera y un hippie (todavía) por dentro, cuyo lema es "Vive y deja vivir" y que aunque tiene 57 años, solo aparenta 56.